A Sergio Mondragón en su 80 aniversario
AUTO (gr. autós). Prefijo maléfico que significa uno mismo, por sí mismo, mismo. Sin él la Tierra hubiese devenido la Ligera.
AUTO-AYUDA, GRUPOS DE. Son la prueba de que lo social era sólo una ficción de nuestros saberes./ Al escuchar a los demás, cada quien se oye hablar a sí mismo./ Los últimos tres sociólogos del mundo no saben explicar cómo se pasó de la sociedad abierta a los grupos de rehabilitación psi. (Ver Auto-superación).
AUTO-BAÑO. Venganza ranchera y bárbara contra el prestigio de lo griego.
AUTO-BIOGRAFÍA. Todas las escribió Louis-Même.1
AUTO-BOMBO. Elogio excesivo que Uno hace de Sí Mismo; ambos fingen no haberlo pronunciado ni oído.
AUTO-CONOCIMIENTO. «Conócete a ti mismo». Era Narciso, no Apolo, quien soplaba a través del Oráculo, en Delfos. De ahí el Ónfalon, el ombligo que presumía ser el centro del mundo tallado en una piedra./ Narciso no murió ahogado en su propia imagen. Se borró a sí mismo al buscar conocerse.
AUTO-CONSUMO. Se oye mejor que pobreza extrema. Tiene un regusto ecológico que satisface a las buenas conciencias.
AUTÓ-CRATA. Todo demócrata furibundo es uno./ Detrás de todo autócrata hay un filósofo aconsejándole.
AUTO-DEFENSA, GRUPOS DE. Se reúnen todas las noches en torno a una hoguera para contarse cuentos de horror./ No se ponen de acuerdo en las contraseñas para pasar los retenes.
AUTÓ-DROMO. Todo diputado demócrata tiene uno.
AUTO-ESCARNIO. Cagarse de risa.
AUTO-EXAMEN. Escenificación confesional de sí que se dramatiza en Facebook, y por la que se pide un like como limosna emocional.
AUTO-EXPLICACIÓN. Delirio incurable inducido en los así llamados «artistas conceptuales» por los mal llamados «curadores».
AUTÓ-GENO. Que existe por sí. Montar en ira filosófica cuando alguien alude a la soldadura de metales.
AUTO-GOBIERNO. En cierta Antigüedad, sólo era digno de mandar a los demás el que sabía gobernarse a sí mismo; era indigno tener que obedecer a un corrupto o a un libertino. Nosotros hemos dejado muy atrás tales sutilezas.
AUTÓ-GRAFO. La escritura de sí, un autógrafo, por ejemplo, revela que no hay tal en sí.
AUTO-INMUNE. Es nuestra única aspiración colectiva.
AUTO-INTOXICACIÓN. Intoxicación por secreciones producidas por el propio organismo. —«Fue el hígado, no el alcohol».
AUTÓ-MATA. Entidad que, ya en el metrobús, recibe un pulso del teléfono móvil que olvidó y al cual sirve inalámbricamente.
AUTO-MÁTICO, NAVEGADOR SATELITAL. —«¡A la chingada Virgilio!»—, dijo Dante al punto pedo, y se metió en contrasentido.
AUTO-MÁTICO, PILOTO. No hay tal. Buscar siempre al enano oculto.
AUTO-MATISMO. Disculpa cualquier estupidez. —«Iba en automático…», —«Respondí automáticamente…».
AUTO-MÓVIL. El Marinetti 148D, en carrera, es más bello que la Victoria Alada de Samotracia.
AUTO-NOMÍA. ¡Cuántas esclavitudes se practican en su nombre!
AUTO-NOMÍA, UNIVERSITARIA. Rentable para los negocios./ Sirvió para crear una Reducción Priista./ Vulnerada desde dentro.
AUTO-NOMISTA. Partidario de los negocios propios hechos con recursos públicos.
AUTO-PLASTIA. Operación que consiste en restaurar una parte del cuerpo destruida con otro tejido o materia lípida del mismo individuo. —«¡Nalga nueva, renueva!».
AUTO-PSIA. En México, entre tantos desaparecidos, un lujo post mortem.
AUTO-REALIZACIÓN. La búsqueda de la inmanencia pura en las ventas nocturnas de los centros comerciales.
AUTO-RETRATO. Nadie ha podido distanciarse tanto de sí para lograrlo./ Los rostros pintados de la Antigüedad se resquebrajan, las telas se agrietan, los muros se desconchan. Debajo no hay nada. Nosotros, en cambio, podemos hacer una selfie de la nada.
AUTO-ROBO. Acto bíblico mediante el cual la mano izquierda no sabe qué hace la derecha./ En México, estar fuera del presupuesto y de las becas de Conaculta./ Sacar dinero de una tarjeta de crédito para pagar otra.
AUTO-SERVICIO. Te salen pelos en la mano.
AUTO-SUGESTIÓN. «Puedo, puedo…». Técnica de sí muy efectiva después de tomar un viagra.
AUTO-SUPERACIÓN. El género literario que crearon los tres últimos sociólogos del mundo.
AUTO-TOMÍA. Mutilación espontánea que efectúan sobre sí mismos algunos animales para escapar a sus enemigos. ¡Poetas!: no intentarlo en casa sin la supervisión de un adulto.