SLAVOJ ZIZEK

SOBRE CRISTO

 

 

 

Es un placer estar aquí. Me gustaría comenzar esta intervención definiendo de lo que voy a hablar, pues no tengo la intención de hacer una recapitulación de mi libro (La monstruosidad de Cristo). Hacer esto sería tratarme como a un clásico, tal como lo hacen los poetas que recitan sus propios poemas, cosa que yo no puedo hacer. Antes de comenzar, he aquí una pequeña acotación polémica: Durante la presentación, Melissa me citó en una manera que me inscribió en la muerte –No me malinterpretes, no hablo de ti, sino de mi buena amiga Christine quien redactó esa introducción que me sitúa en una dimensión postsecular, cual política o ética postsecular, justo cuando se necesita volver a una dimensión divina distinta a aquella del dios metafísico–… Y arranca este jam de deconstrucción.

Está claro que no hay dios y tampoco existe la dimensión divina de esa voz que invoca un llamado ético fantasmal. No comulgo con esto y me opongo en absoluto a esa suerte de retorno sublime de la dimensión postmetafísica a la manera de Jean Luc Marion en God beyond being, donde ya no hay un dios ontoteológico... –Si ésta fuera una charla más filosófica, este sería el rumbo que tomaría–.

Lo que rechazo de la teología postsecular –al igual que mi querido amigo y colega Alan Badiou– es la modestia de este tipo de pensamiento que con frecuencia se denomina pensamiento débil. Siguiendo la idea de pensiero devole de Gianni Vattimo, a diferencia de la propuesta tradicional metafísica que era fuerte y tenía grandes ambiciones ontológicas como el contacto con el absoluto, ésta teología postula el mantener un pensamiento débil para tener consciencia de las limitaciones propias.

Recuerdo mi último encuentro con mi estimado amigo Gianni Vattimo, quien reformuló el comunismo y retornó a él, bajo el término de comunismo débil. En aquella ocasión le dije que estaba de acuerdo con su idea, siempre y cuando aceptase que la debilidad del comunismo venía de la mano con la necesidad de una poderosa policía secreta que lo defendiera _____.

Pero, aún hay algo más que preguntarse antes de ir en una dirección más seria: Haciendo una síntesis de la historia de la filosofía en relación al tema de la finitud, ¿han notado el contraste entre los siglos pasados –y en especial el S. XIX– cuando el tema de la finitud estaba relegado al materialismo, pues eran los espiritistas y los idealistas quienes se encargaban de tratar con el Infinito, y cómo en el S. XX –a partir de Heidegger, y luego retomado por Adurts – la finitud se convirtió en el fundamento de la espiritualidad? La idea es que somos unos seres finitos que han sido lanzados sin más ni más en un mundo que nunca dominaremos y estamos enraizados sin ninguna posibilidad de distanciarnos del espacio y la realidad histórica, lo cual significa que no hay manera de que logremos tomar una postura neutral ante el azar del devenir; y es ésta es la razón por la que nunca podremos someter la realidad a través de la tecnología o cualquier otro medio. De esta suerte resulta que debemos estar abiertos a una otredad de trascendencia fantasmal.

Los cineastas también saben esto ¿Quién es el director de cine más materialista del s. XX? Para mí lo es el ruso Andrei Tarkovsky, quien también es el más espiritual ¿Se dan cuenta de cómo esta condición de estar confinados en el cuerpo y el espacio es la que brinda a la existencia un abismo fantasmal que se sostiene a sí mismo, siendo éste el lugar propicio para la espiritualidad? Y, por otro lado, los únicos que están listos para enfrentar los viejos temas como la inmortalidad o el infinito, entendido como las experiencias de salir del cuerpo –y he de aclarar que no comparto su visión; sin embargo, me parece una vuelta de tuerca interesante–, por lo común son algunos de los darwinistas más simples, neurocientíficos o científicos cognitivos del tipo de aquellos que se vinculan con el movimiento de techgnosis que postulan la idea de que el objetivo último al que debe aspirar el desarrollo biodigital es la transformación de la identidad personal en un software, un programa virtual que se pueda bajar de un hardware a otro y de este modo lograr su reproducción al infinito.

Cuando hablo del infinito, no lo hago en un sentido material y simple, sino freudiano que también implica a la inmortalidad. Concuerdo en esto con Alan Badiou y es este el tema que desarrollo como tesis en mi libro, pues la paradoja es que Freud habla de inmortalidad al enunciar el impulso de muerte. En esto hay que leer con cuidado al padre del psicoanálisis, pues el impulso de muerte no es el nirvâna –entendido en la versión vulgar cristianizada que reza “¡Ay me quiero morir y desaparecer!”–. El impulso de muerte se refiere a un tipo de presencia que subsiste más allá de la vida y la muerte, y aún más allá de la muerte, tal como lo presento en mi libro. Esta inmortalidad obscena se muestra en las figuras de los no-muertos: vampiros, muertos vivientes, etc. Este es el impulso de muerte freudiano que se opone a la finitud de la muerte. Sin embargo; la muerte no es el tema que quiero tratar, sino otros asuntos más políticos.

¿Por qué hoy en día la teología está renaciendo como una referencia política? –y no considero que este sea un fenómeno del todo malo–. Comenzaré por plantear mi viejo tema, al cual agregaré nuevos detalles: El vecino. El sentido judeo-cristiano de vecino no refiere camaradería, relación empática, ni comprensión, sino todo lo contrario. La experiencia del vecino es el encuentro con una persona conocida de toda la vida, la cual hace algo malo e inesperado que sacude la percepción y el conocimiento que se tenía de ella: una sonrisa perversa, un gesto momentáneo, patear algo, o realizar cualquier acción que provoca la pregunta “¿Cómo es posible que haga esto?” y así se topa con el punto que revela el rostro del vecino.

El vecino es el abismo que se extiende más allá del camarada. Esta noción cobra cada vez más importancia política. Cuando el cristianismo dice “ama a tu vecino” significa amar la dimensión terrorífica que está más allá de aquellos aspectos lindos que producen simpatía. Amar la dimensión tóxica del otro… profundizaré en esto porque se trata de un síntoma del miedo al vecino. Mientras navegaba en amazon.com, me di cuenta de la popularidad que ha cobrado en los últimos años el tema del sujeto tóxico. ¿Cómo es que los otros se convierten en tóxicos para alguien? La forma en que el adjetivo “tóxico” se aplica a sujeto tóxico implica una serie de diversas cualidades de tipo natural, cultural, psicológico, político, militar, entre otras que demuestran cómo esta noción es puramente ideológica. Como sujeto tóxico puede calificar un inmigrante que padezca alguna enfermedad mortal como évola; un terrorista del cual hay que defenderse o enviarlo a Guantánamo, o a donde sea; alguien de ideas fundamentalistas; un maniaco sexual; un padre, maestro o cura que abusa de niños; o quien sea.

¿Cuál es la dimensión del otro tóxico? Les comparto una anécdota que resultó extraña para mi decadente gusto europeo: Hace un año y medio cuando vine a Estados Unidos, tras la presentación que dio mi amigo Vladendolar, asistimos a una cena con algunos profesores y alumnos del posgrado. En vista de que no nos conocíamos, el maestro anfitrión nos pidió que nos presentáramos diciendo nuestro grado académico o empleo, el tema que investigábamos y nuestra preferencia sexual. Esto desconcertó mucho mis modos europeos.

Por favor, comprendan que mi punto no es decir que los estadounidenses son unos vulgares de ideas estrafalarias que buscan sacar los trapos sucios que se esconden en el clóset. No estoy diciendo esto, sino que busco señalar que mi estupidez no es tal como para no darme cuenta de que esta manera de declarar el aspecto tóxico es un mecanismo que permite guardar la distancia pertinente. Me llevó años entender esto. Lo que los europeos entendemos como una apertura casi abrumadora de los estadounidenses, en realidad es lo opuesto en un nivel muy refinado. Por ejemplo, he aquí una vieja historia que me gusta repetir: En mi primera visita a Nueva York, me desconcertó el tono personal con el que una mesera se dirigió a mí. Me dijo: “Hola, ¿cómo estás?”. Yo, que soy un idiota –es decir, alguien que se toma todo muy literal–, no tenía idea de que esto era un llano ritual al que se debe contestar “Bien” y entonces le dije: “Estoy muy mal, tuve un vuelo terrible y ando en pleno jet lag…”. Ella se me quedó viendo como si fuera lo que soy, un idiota.

Pienso que en este caso sucedió lo mismo que cuando nos preguntaron por nuestra orientación sexual; no se trataba de una intrusión que buscaba una cercanía a la manera de “si tú y yo tenemos la misma, entonces nos vemos luego de la chamba”, sino que era una forma de establecer una distancia. Ahora intentaré establecer una diferencia en un nivel muy elemental entre Estados Unidos y Europa: Reclamo que la apertura que hay en los Estados Unidos para declarar la sexualidad es una apariencia de –permítanme usar esta horrible abstracción– su puritanismo, el cual se revela cuando declarar se convierte en un deber. Aunque en Europa somos más cerrados ante esto, somos más abiertos para otras cosas; por ejemplo: Esto nos sucedió a Vlandendolar y a mí hace un par de años cuando nos visitó una migo de Estados Unidos. Un domingo fuimos a la playa en el Mediterráneo y nuestro amigo estadounidense se desconcertó porque la mayoría de las mujeres tenían el pecho desnudo. Allá esto se considera tan normal que nadie parece notarlo, pero no fue así para nuestro camarada Eric Steiner de Chicago. Incluso tras haberle explicado este uso y costumbre, podíamos observar la incomodidad que a él le provocaban aquellos pechos saltarines que brincoteaban a su alrededor como si fuesen a aplastarlo de tan cerca y descubiertos que estaban. Me parece que a nosotros nos ocurrió lo mismo cuando se nos preguntó por nuestra preferencia sexual.

¿Ven cómo mi punto no es señalar que lo europeos somos más moderados? lo somos en un sentido, mientras que ustedes lo son en otro. Lo que me interesa resaltar es cómo la moderación sirve para mantener la distancia con el vecino. En la época decadente que nos ha tocado vivir, la clase alta no tiene los buenos modales, y cada vez los pierde más. A veces, al escuchar a los políticos de nuestros días en Estados Unidos y en Europa, no sólo difiero de su opinión, sino que me pregunto en dónde han quedado su decencia y educación. Al respecto viene a mi mente una anécdota que me parece fue verídica e ilustra el ideal moral que quiero señalar. Esto fue lo que le ocurrió a su gran escritor liberal, Gore Vidal: Durante una entrevista en la cual le preguntaron “¿Quién fue tu primera pareja sexual? ¿Un hombre o una mujer?” a lo que contestó “Fui demasiado cortés como para preguntar” ¡Ésta es la actitud que necesitamos!... No veo nada de burgués o individualista en esto, pero retomo mi punto: todas estas historias dan cuenta de cómo mantener distancia con un sujeto tóxico. Sin duda, hay muchos libros sobre el tema como Toxic people de Lilian Glass, en el cual presenta la caracterización de treinta tipos de personas tóxicas; incluso, algunos de ellos tienen etiquetas graciosas como “mosca muerta escurridiza que ataca por las espaldas”.

Otros ejemplos son Emotional vampires: dealing with people that drain you dry de Albert Braunstein y Toxic Patterns: over coming the harmfull legacy de Susan Forward. Claro está que no existen los padres ideales, pero incluso ellos en cierto sentido son tóxicos. Se comienza a esbozar como conclusión que lo tóxico no sólo es un predicado, sino una perspectiva radical ante la caracterización del sujeto mismo. La razón por la que en la moral cotidiana del capitalismo tardío hay una obsesión por el acoso tiene que ver con que el sujeto moderno es tóxico. Nos acosa la toxicidad del sujeto, puede ser en forma real como en un golpe, marcas obscenas, o una simple intrusión traumática de la otredad.

La forma del sujeto es muy tóxica y las implicaciones políticas de esto son cruciales porque vivimos tiempos de crisis, en los cuales la paranoia tiende a ser la reacción usual para depositar la culpa en los sujetos tóxicos: terroristas, banqueros, etc. Con esto también busco rastrear la raíz del antisemitismo y la encuentro en -¿recuerdan el escándalo que hubo hace un par de meses por Bernard Madoff y cómo al instante se le crucificó cual pervertido?.. No lo estoy defendiendo, pero él simplemente hizo lo que la lógica del sistema lo orilló a hacer… Me quedé atónito ante el antisemitismo que subyacía cuando se le presentó como espeluznante, explotador, etc. Veamos, ¿cuál era el efecto del sistema? Él solamente siguió la lógica del sistema hasta que, al final, fue presentado como su patología personal.

En la medida en la que nos movemos dentro de la guerra contra el terrorismo o el desastre ecológico –por mencionar algunos–, surge un tipo de estado de emergencia en el cual se pelea en contra del otro tóxico, que puede ser un grupo conservador, terrorista, multiculturalista liberal radical, fundamentalista racial, cuellos rojos de clase baja, Pete Robertson y los chicos bien, ustedes mismos quizás, Nueva York, Boston, o quien sea… ¿Se han preguntado de dónde viene todo esto? Probablemente conocen la teoría del estado de emergencia de Giorgio Agamben y la ironía de que Italia esté pasando por algo más normalizado que un estado de excepción.

¿Sabían que en julio de 2008 el gobierno italiano estableció el estado de emergencia en toda Italia con el fin de legitimar el despliegue de las fuerzas armadas, así como la presencia de la policía en todos lugares donde acontece la vida cotidiana? La primera excusa para esto fue el vecino tóxico que halló rostro en los inmigrantes ilegales del norte de África y Europa del este. Más tarde, al iniciar el pasado agosto, se asignaron cuatro mil soldados armados para controlar los puntos sensibles de las grandes ciudades como las estaciones de trenes y los centros comerciales, entre otros… También se ordenó a los soldados actuar en contra de la mafia en Nápoles e incluso ahora se planea que proteja a las mujeres so pretexto de violación. La idea también es que ocupen el espacio en parques y suburbios.

Quizás parezca que estoy exagerando, pues la vida acontece con normalidad en Italia; sin embrago, es esto lo que señalo: Hoy en día la manera en que se entra en estado de emergencia no es como ocurría en el pasado cuando una mañana, al despertar, uno era sorprendido con el toque de queda y todo lo que implicaba. Hoy, la vida sigue su curso normal en medio del estado de emergencia ¿Cuál es el procedimiento que subyace aquí? Este procedimiento de protección en contra del vecino tóxico es la fórmula del racismo razonable y me parece que se convierte cada vez más en parte de nuestras vidas diarias.

El creador de la fórmula –no del racismo razonable, sino del antisemitismo razonable– fue el famoso intelectual fascista francés Robert Brasillach, a quien le dispararon en 1945. En 1938, propuso la formula del antisemitismo razonable y se presentó como un moderati antisemiti. He aquí una cita:

Nos permitimos aplaudir en el cine a Chales Chapiln, quien es mitad judío; admirar a Proust, mitad judío; aplaudir a Yehudi Menuhin, judío; así como a la voz de Hitler que viaja por las ondas radiofónicas que llevan el nombre del judío Hertz. No queremos matar a nadie, ni organizar ningún pogromo, pero proponemos organizar un antisemitismo razonable para dificultar las siempre impredecibles acciones del antisemitismo instintivo.

Ésta es la misma actitud que aplica a la manera en la cual los gobiernos –principalmente los europeos– lidian con la “amenaza de inmigración”. Tras rechazar al racismo populista por ser poco razonable e inaceptable para los estándares civilizados del régimen democrático, promueven métodos de racismo protector según las propuestas de los brasillachs contemporáneos, muchos de ellos demócratas sociales, que opinan –invento su argumentación–:

Nos permitimos aplaudir a los deportistas africanos, los cantantes africanos y de Europa del este, los doctores asiáticos y los programadores de software indúes. No pretendemos matar a nadie, ni organizar ningún pogromo, pero consideramos inminente la necesidad de crear una protección anti-inmigratoria razonable con el fin de dificultar las siempre impredecibles acciones del violento anti-inmigracionismo y sus revueltas defensivas.

En general, esto goza de aceptación en Europa y con frecuencia sirve de excusa para prevenir una turba violenta antisemita o anti-inmigrante, tal como ocurrió en la época de Brasillach.

Otro aspecto del miedo al vecino es –y quizás piensen que hablo de cosas imaginarias, pero no–: El último, no lo llamaré escándalo literario, pero sin duda un fenómeno interesante en el campo editorial, fue mi gran libro publicado por (risas)… era una broma, disculpen… ¿Se dieron cuenta del shock con el que se recibió a un libro muy interesante, que si bien no es virtuoso, les aconsejo que lo lean, Le piene vion, traducido al inglés como The kindly ones, de Jonathan Littell, al cual algunas personas aclaman como un gran libro, mientras que otras opinan que es una gran obscenidad?

Lo que resulta tan traumático de esta novela de aproximadamente 585 páginas es el relato ficticio del holocausto que narra en primera persona el personaje del SS. Overstrung van Führer, Maximilian Aue. Los personajes dejan ver al lector la forma en que los nazis experimentan y simbolizan sus predicamentos sin entablar la mínima simpatía por ellos o justificarlos. Ésta es la razón por la que este libro me resulta tan simpático.

Aunque algunos lectores reclaman al autor el no presentar a un personaje de alto rango y líder del holocausto, sino a un raso tan simple como nosotros; para mí esto es lo que provoca el horror que produce esta novela. Ya en la última ocasión que estuve aquí comenté que me opongo al premio nobel del multiculturalismo antirracista que dice “Un enemigo es aquél cuya historia aún no has escuchad”, así como tampoco concuerdo con esa sabiduría barata de “Te odio porque no conozco tus sueños y temores”, o “Si pudiera escuchar de manera atenta tu versión de la historia, descubriría que eres tan humano como yo, con todas tus debilidades…”

Esta es la peligrosa ideología de la película Dark knight, el último Batman –que por esto me parece tan detestable–. Según mi modo stalinista de ver las cosas, opino “Quémenla en público” porque… No es que tenga algo en contra de las películas comerciales; por ejemplo, una que me gustó mucho, pero que falló debido a una crisis muy interesante es The Eagle Eyes, cuyo director he olvidado. La trama es más compleja, pero la simplifico: Es un interesante thriller paranoico sobre un hombre ordinario a quien le habla una voz femenina, la cual le avisa que lo arrestarán en minutos y que debe salir de su casa. Él no lo cree y sucede. Después, ocurre algo muy misterioso: como él no le cree a esa voz, entonces en un espectacular en la calle aparece “Da vuelta a la izquierda” como si alguien controlara toda la realidad y lo dirigiera. Todo esto se debe a que en el Pentágono hay una mega-mega-ultra-secreta computadora súper-fuerte que se encarga de tomar todas las decisiones.

La película comienza con la suposición de que en una pequeña aldea árabe hay un mega-terrorista, ante lo cual el presidente de los Estados debe decidir si la bombardean o no. Su decisión es afirmativa y matan a muchos civiles. De esto resultan muchos contraataques a los Estados Unidos. Se plantea una conspiración interesante, pues esta súper-computadora está conectada digitalmente a otros medios y puede controlar las luces de los semáforos, así como todo aquello que esté enlazado en la red. Está programada para cuidar los intereses de los verdaderos americanos y decide que el estúpido presidente que ordenó el bombardeo es un claro peligro para la seguridad del país, por lo cual elige a un héroe para que bombardee y mate al presidente ¡Esta sí que es una buena computadora! ¿Qué hay de malo en ella? ¡Tal vez necesitamos una así!... Caigo en este ensueño porque es casi como en Truman Show y siempre me ha gustado el efecto de la desnaturalización paranoica de la realidad, la idea de imaginar caminar por la calle sin la realidad neutral de los carteles publicitarios y las luces, sino en un camino donde todo está controlado y manipulado para guiarte. Es una visión paranoica agradable.

En contraste a este film, tengo dos problemas con Dark knight. Aunque no la he visto porque tengo cosas más importantes que hacer, desde mi punto de vista hegeliano, me vienen las siguientes ideas: De regreso con el tema del vecino, he aquí la primera cuestión que odio es la psicologización del héroe ¿Se han dado cuenta de cómo en los últimos años todas las películas de superhéroes como Spiderman y Batman presentan al héroe –como lo han dicho algunos críticos– no como un superhéroe plano, sino como una persona frágil que sufre de pesadillas, debilidades y ansiedades, intentando caracterizarlo en una forma más humana, seria, y humanista? El resultado de esto es justo lo contrario, una falsa humanización, que muestra la manera en que funciona la ideología de hoy en día. Todo puede excusarse con decir “Soy un ser humano” ¡Por Dios! ¡Todos somos seres humanos! ¡Hitler era un ser humano! Vean el documental que se realizó hace un par de años donde se entrevista a la secretaria de Hitler, quien murió justo al finalizar el film, y cuenta cómo él era muy lindo con su perro y con los niños pequeños, regalándoles pasteles con crema, etc. ¡Todo un cálido ser humano!

Lo que hace tan terribles a los hombres más aterradores no es su inhumanidad, sino su humanidad. Cuando se les trata de comprender desde adentro para escuchar su historia, como dice Vic Shitiprovev, se observa que es linda, cálida e incluso sincera; sin embargo, no es menos aterradora. Éste no es el vecino. No es este el camino que lleva a la dimensión tóxica, sino que está en otra parte. Demos un paso más allá ¿Cómo se llegó a la obsesión del sujeto tóxico? ¿Por qué somos tan sensibles a él hoy en día? Porque en nuestra ideología diaria penetra cada vez más la lógica subjetiva de la experiencia.

Les pido una disculpa por repetirme aquí un poco, pero me es imprescindible. Permítanme referirme a los tres estadíos del capitalismo tardío: capitalismo protestante, organizacional y postmoderno. Liguemos esto a las tres lógicas de la publicidad que nos llevarán a entender cómo funciona la ideología actual que genera vecinos tóxicos, ante cuyos acosos hay que protegerse.

Por ejemplo, una Land Rover ¿Qué tipo de publicidad habría en los diferentes estadíos del capitalismo? En el capitalismo tradicional tendería a presentar un tipo de publicidad que implicara las propiedades reales o imaginarias del objeto, enfatizando cualidades como el gasto de gasolina por kilómetros, si puede atravesar ríos e ir en montañas, entre otras; es decir, lo que el vehículo hace. Una publicidad más apropiada para la organización del monopolicapitalismo del manejo de grandes compañías presentaría no tanto las cualidades reales de la camioneta, sino los estados simbólicos que provoca su consumo: “Tener este auto es un signo que muestra a tus vecinos tu superioridad”. Sin embargo, hoy existe una tendencia a un tipo distinto de publicidad que no se presenta refiriéndose a las propiedades reales del objeto ni a su símbolo, sino que lo presenta como algo que brinda una experiencia auténtica. Hoy, por ejemplo, la publicidad de Land Rover sería: “¿Te sientes oprimido e impotente en la gran ciudad? Maneja nuestra Land Rover y verás lo que significa la libertad de la naturaleza, ser un verdadero hombre, etc.”, pues ahora se trata de la experiencia que brinda el objeto. Esta experiencia es –si me permiten repetir mi viejo chiste– mucho más expandida de lo puede parecer. Por ejemplo, la comida orgánica, ante la cual soy escéptico. No me digan que en verdad piensan que esas manzanas podridas, que cuestan el doble de las otras, son más saludables… Quizás sí, quizás no, lo dudo… lo que no dudo es que las compras, no porque creas que cuidas tu salud, sino porque te hace sentir bien y te crea esta idea: “¡Dios mío! ¡Hasta comprando manzanas, contribuyo a un mejor proyecto social que mantiene nuestro planeta vivo y ayudo a mantener la unidad espiritual de todos los seres”, y todas esas cosas dalailamescas.

Starbucks también está en este grupo porque en todo lo que hacen el mensaje básico es más menos: “Con cada taza de capuchino que compras en nuestra tienda, salvas a un niño guatemalteco de ceguera” o algo por el estilo. Se trata de brindar una experiencia adicional. A mi ver, uno de los asuntos más desagradables al respecto ocurrió hace año y medio cuando Starbucks comenzó a vender Ethos, de ética, Ethos Water como parte de un programa. Cito de su sitio en la red:

Ethos Water es un brebaje con una misión social que ayuda a niños de todo el mundo. Obtén agua e incrementa la consciencia de la crisis mundial del agua. Cada vez que compras una botella de Ethos Watter, Ethos Watter contribuye con .005 centavos de USD para lograr nuestra meta de recaudar 10 millones para el 2010.

¿Qué quiere decir esto? A nivel práctico significa que mientras otros proveedores y cafetaleros venden una botella en 2 dólares, aquí cuesta 2.50 y se compra por esos piojosos .005 centavos. Vemos cómo la ideología está integrada con el consumo: el comprar un agua brinda la experiencia de ayudar a los niños.

El vecino molesta a este campo de experiencia y es por esto que la caridad es una de las defensas en su contra y también se encuentra en Starbucks ¿Por qué la caridad es tan popular hoy en día? Entre otras cosas, por puras razones ideológicas. Cuando vemos este tipo de molestas manipulaciones que muestran la imagen de un niño negro minusválido y el letrero “Por el mismo precio ordena dos capuchinos y puedes salvar la vida de este niño”, el mensaje verdadero es “Todos sabemos que están ocurriendo cosas terribles en el mundo y realmente no nos importa. Que se jodan. Pero, debemos pretender y por eso si pagas dos capuchinos, puedes ignorar la situación de estos niños y además hacerlo con bueno sentimientos, pensando que hiciste algo”. Ésta es la manera en la que la ideología funciona hoy en día. El vecino tóxico desaparece. La caridad es una forma de hacer desaparecer a este vecino.

¿Cómo se liga esto con nuestro presente? En general, algo pasó con el movimiento del 68: en Francia y Alemania ocurrió la rebelión estudiantil y aquí el movimiento fue más amplio. La clave del capitalismo actual es la manera en que logró integrar de forma triunfal esta rebelión. Todos los motivos como la lucha en contra de la alienación y la mercantilización de la vida diaria fueron integrados: ¿Quieres luchar en contra de la burocracia de la mercantilización de la vida cotidiana? ¡Claro! Te brindamos variedad de artículos y experiencias que pueden diseñar el sentido de tu vida.

Comenzaré a aproximarme a una conclusión con una pregunta más real y traumática: Sí, me puedo quejar de la manipulación y del sufrimiento; pero, hay un cuestionamiento simple y pertinente, ¿no es obvio que las alternativas al capitalismo democrático liberal no funcionan y que continúa sirviendo mejor que todas las nuevas opciones conocidas? Entonces, ¿por qué insistir en cambios y no simplemente aceptar al sistema tal como es y hacer solamente pequeñas modificaciones para mejorar algunos detalles? Ahora, la respuesta obvia que se ha dejado a lado es ¿Dónde vives? ¿Qué hay de la crisis financiera actual? ¿No prueba esto que las cosas no funcionan? No estoy tan seguro de eso, claro que es una evidencia de que hay una falla en el sistema, pero no creo que el resultado de la crisis actual será una consciencia comunista.

Me parece que es muy ambiguo, pues cuando hay una crisis –y en especial una traumática–, la gente reacciona en maneras diversas. La primera respuesta no es cuestionar a la ideología fundamental, sino aferrarse a ella con aún más desesperación. Siguiendo la doctrina del terror de Naomi Klein, tenemos la idea de que el capitalismo utiliza a los eventos traumáticos como las guerras o los desastres naturales para limpiar el terreno de los prejuicios ideológicos, religiosos, etc. que se le oponen y de este modo logra imponer su agenda brutal. Y, ¿Qué tal que la crisis financiera actual se estuviera utilizando como otro tipo de terapia de shock? El primer efecto que tuvo fue de este tipo y se usó para dejar en claro las prioridades del Estado. Permítanme señalar dos cosas: 1) ¿Recuerdan cuando Bush era presidente y habló por primera vez de Estados Unidos y la crisis financiera? Lo que me desconcertó –y a muchos otros comentadores también les llamó la atención– fue que empleó casi las mismas frases del discurso que dio tras los eventos del 11 de septiembre “Dejemos a un lado los partidos y las divisiones. Éste es un momento de una crisis aguda que pone en riesgo nuestro estilo de vida. Tenemos que trabajar juntos y luchar por nuestra forma de vida”. Fue casi una nueva versión del terror. 2) La inmediatez con que se establecieron las prioridades ¿A qué me refiero?... Con frecuencia se pospone la resolución del debate sobre cuántos millones se deben designar para el hambre o la ecología. Hubo una reunión en Bali en torno a la crisis ecológica y resultó un éxito porque se van a reunir una vez más en dos años y volverán a debatir. Siempre se puede posponer. Los grandes poderes asignaron 20 millones de dólares para la hambruna en los países en vías de desarrollo y sólo se dieron 2 millones. Allí es posible comprometerse; pero, ¿se dieron cuenta de lo diferente que fue la situación con la crisis financiera? allí sí que no se dio atole con el dedo, en una o dos semanas se hizo lo imposible y una inimaginable, casi en el sentido kantiano, sublime cantidad de dinero se asignó para solucionar el problema… Reconozcamos que podemos imaginar lo que son 1 o 2 billones, pero después de 400 o 500 billones se vuelve irrepresentable y uno piensa “si no son 600 y son 700, ¿a mí qué?”. No obstante, se aceptó este presupuesto. La democracia misma de Estados Unidos se puso en una suerte de estado de emergencia ¿En qué sentido? La primera vez que se hizo la petición el voto fue negativo. El congreso rechazó la demanda alarmante de 700 000 billones y ¿qué sucedió después? algo que, al memos para mí fue único: Bush, McCain y Obama se reunieron para presentar este mensaje al congreso “Un momento, no estamos bromeando, no podemos ponernos a hacer el juego del voto de la mayoría sobre la minoría ¡Al diablo! Esto simplemente se tiene que hacer”. ¡Y lo hicieron! ¿Apoco no es maravilloso? ¡En una semana le dieron la vuelta y el mensaje quedó claro! “No, no tenemos tiempo para estos juegos de debate democrático, simplemente se tiene que hacer”. Así es como las cosas funcionan. Las prioridades quedaron determinadas.

Lo segundo que desarrollaré a propósito de esta crisis es cómo reaccionamos ante ella. No obstante, lo que se debe evitar a toda costa es el peligro de la anti-modernidad y del populismo. Respecto a esto, concuerdo con aquellos que abogan por ayudar al big bang, pues las cosas están más desesperantes de lo que se cree. Es imprescindible evitar promulgar el ayudar a la gente real y no a Wall Street porque la lógica del capitalismo es que sin Wall Street, no hay Main Street. Por esto debemos entender que los problemas son aún más radicales y no se trata de una falla pequeña que es posible arreglar con nuevas leyes.

La televisión dice mucho y a través de observarla podemos estudiar la ideología contemporánea. Ayer por la tarde, recién llegué al hotel, vi Fox News –mi canal favorito por puras razones masoquistas–, lo único interesante en Cable, y pasaban a un estúpido cantante de folk republicano conservador de Texas. Mientras tanto, en TVS, había un documental sobre el famoso cantante y casi comunista Pete Giger, “¡Ay Dios!” – pensé–. Lo curioso era que ese desagradable tipo cuello rojo de Texas estaba diciendo las mismas cosas, pero con el sentido político opuesto: “Mala élite de ricos de Wall Street, nosotros los explotados trabajadores de Texas”. Esto nos muestra justo la tentación del populismo simple que debemos resistir, aquella que dice “¡Al diablo la gente rica!” porque no funciona así. Si se quiere hacer algo más radical, se debe cuestionar al sistema o aceptar su juego, y llevar esto a sus últimas consecuencias. Por ejemplo, Evo Morales me cae bien porque me parece que sus políticas son más interesantes que las de Chávez, quien no es más que un suertudo con petro-dólares. Es un Fidel Castro con petróleo, Morales es más interesante.

Hace un par de meses, encontré en internet una carta pública de Morales titulada Cambio climático: salvemos al planeta del capitalismo. Escuchen lo que dice: “Hemanas y hermanos” –Suena a Cornell West… hoy tuve una charla con él y me contó que dio una plática sobre Blader Anton hace un par de años. Me tomó un rato darme cuenta de que se refería a Antón Chéjov. Entonces hice algo muy malo, aunque soy un buen amigo suyo. El caso es que se me quedó viendo con tremendos ojos cuando le dije: “Voy a dar un seminario sobre la ideología nazi de Brader Adolf” –… Tras esta breve anécdota, volvamos a Morales. Su carta dice:

Hermanas y Hermanos:

Hoy, nuestra Madre Tierra está enferma. Desde el principio del siglo XXI, hemos vivido los años más calientes de los últimos mil años. El calentamiento global está provocando cambios bruscos en el clima: el retroceso de los glaciares y la disminución de los casquetes polares; el aumento del nivel del mar y la inundación de territorios costeros, en cuyas cercanías vive el 60% de la población mundial; el incremento de los procesos de desertificación y la disminución de fuentes de agua dulce.

Con eso concuerdo, pero escuchen:

Todo empezó con la revolución industrial de 1750 que dio inicio al sistema capitalista. En dos siglos y medio los países llamados “desarrollados” han consumido gran parte de los combustibles fósiles creados en cinco millones de siglos. La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres humanos, sino consumidores. Para el capitalismo no existe la madre tierra, sino las materias primas. El capitalismo es la fuente de las asimetrías y desequilibrios en el mundo.

Aunque me adscribo a la primera parte que habla de la crisis ecológica, no lo hago con la segunda que trata sobre la ideología. Las líneas que cité muestran con claridad dolorosa cierta limitación ideológica. Morales cae en una manera no polémica al abordar la falla que toma lugar en este momento histórico, “Todo empezó con la revolución industrial de 1750”, y predeciblemente el error se adjudica a haber perdido nuestra conexión con la madre tierra, “Para el capitalismo no existe la madre tierra”. Me siento tentado a añadir que ésta es una cosa buena que hizo el capitalismo. “El capitalismo es la fuente de las asimetrías y desequilibrios en el mundo”, la manera de enfrentar la crisis ecológica no es concebir a la naturaleza como la madre tierra cuyo equilibrio debe restaurarse, sino es aceptar la contingencia radical de la ciega estupidez de la naturaleza. Es mucho más trágico. La naturaleza no da ningún mensaje, es estúpida, improvisa, está loca. Por ejemplo, Morales mismo menciona cómo estamos usando fósiles y ¿qué son estos fósiles? ¡Pedazos de la locura de la madre naturaleza! ¡Dios mío! ¿Se imaginan qué tipo de catástrofe ecológica tuvo que haber habido para que tengamos petróleo? Para mí esta es la primera cosa. La segunda va más allá y se mantiene específica.

No creo que nuestro blanco deba ser ni heideggeriano –y tengo un gran respeto por Heidegger–, ni de la gente de la escuela de Frankfurt –Adorno y Horkheimer– que pugna por la crítica de la razón instrumental. No me gusta esta generalización que hoy en día es muy vendible; desde la crítica al capitalismo, hasta la crítica a la tecnología, la razón instrumental, la manipulación, la dominación, o como les parezca mejor llamarle. En una manera marxista anticuada, sigo convencido de que no se trata de culpar al capitalismo en un sentido moralista y lo que atribuimos a la tecnología moderna como la tendencia a dominar a la naturaleza y explotarla es el resultado de utilizarla bajo un encuadre capitalista. En tanto único, el capitalismo es el único sistema social sólido que conocemos que puede llevarnos a través del impulso de reproducción y expansión de la reproducción, lo cual nos empuja a cada vez mayores excesos. Este es el otro punto.

¿En dónde estamos si las cosas están así? Regreso a mi pregunta crucial ¿Por qué demandar si quiera un cambio? ¿No es que las cosas ya son?… –Si dejamos de lado estas visiones paranoicas, que a mi ver no lo son, pues a me parece que hay una exageración en torno a la catástrofe ecológica y todo lo demás–… ¿Por qué? Porque el capitalismo mismo está entrando lentamente en un nuevo estadío ¿Desde dónde lo encontramos? Peter Sloterdijk, mi buen amigo y oponente político… Siempre que nos encontramos, le digo: “Cuando tome el poder, inmediatamente tendrás un boleto de primera clase para Gulak, bien lejos de aquí”, pero somos amigos. Hace poco me contó que le gusta imaginar que si las tendencias presentes continúan, ¿a quién de la gente de nuestro tiempo se construirán monumentos?... Los monumentos que habrán en 100 años… Él opina que a Lig Van Diu, el presidente de Singapur, quien es el inventor y el exitoso practicante del poéticamente llamado capitalismo de valores asiáticos, más prosaicamente conocido como el capitalismo de nivel económico que funciona con una regla más o menos autoritaria. Este es el mensaje de la China de hoy, el cual a mi ver es una de la amenaza, aún más peligrosa que el Falun Gong y la opresión de la religión, del Tibet, o cualquier otra.

Hasta ahora, hay algo bueno que puede decirse del capitalismo: en una manera siempre estuvo ligado a la democracia. Es cierto que a veces hubo dictaduras militares para agilizar las cosas. Pero, luego de diez o quince años, cuando las cosas comenzaron a funcionar mejor en el nivel económico, hubo un impulso para trabajar con la democracia, la cual usualmente ganó: Chile, Corea del Sur, etc.

¿Qué se está adquiriendo del capitalismo de valores asiáticos?... Cuando Lig Van Diu estaba preparando su reforma, Den Xiaoping visitó Singapur y dijo “Éste es nuestro modelo, esto es lo que necesitamos en China”. Aquí comenzamos a llegar a algo que quizás debe asustarnos porque es el capitalismo en una versión más dinámica que la liberal occidental, de mayor fuerza expansiva, revolucionadora de la vida diaria, y que ya no necesita a la democracia. No creo que los liberales en China crean que dentro de cinco o diez años surgirá la democracia.

En ese país es increíble cómo se extendió el miedo a la democracia, en especial en este movimiento liberal que se integró al sistema chino. Por ejemplo, un amigo que es mitad residente en China me contó que el liderazgo chino teme tanto a cualquier movimiento de protesta de una unión independiente de los obreros que eliminó de los libros el capítulo tradicional que celebraba el rol del partido comunista en la organización de la resistencia obrera en Shangai durante los años 20 y 30. Es decir, aunque sea la gloria del partido comunista, tienen miedo de que ocasione en la gente una idea equivocada.

Lo más preocupante de todo esto es que no creo que se trate de una especie de espíritu más primitivo y autoritario. No soy economista, pero si hay una lección de esta crisis financiera es que los economistas obviamente no saben lo que ocurre, así que arriesgaré esta hipótesis: Hay algo en los cambios del capitalismo global de hoy que lo orilla a emplear formas políticas más autoritarias y cada vez más hay mayor necesidad de un Estado de tipo monárquico, incluso para esos negri y hardts. Hay muchas cosas invaluables que aprender de ellos, pero con frecuencia juegan al imperio de la interacción molecular de la multitud de compañías y del Estado que ya no importa. Me parece que el Estado hoy es más importante que nunca ¿por qué? Lo que está sucediendo hoy es aquello sobre lo que Negri y Hardt escribieron tanto, la llamada predominancia de la labor intelectual. Eso significa que el proceso ya fue imaginado por las marcas en términos muy vagos, pero en una manera fatalmente equivocada.

Una vez que el conocimiento y el expertisse o habilidad de práctica intersubjetiva se convierten en el factor crucial que crea la riqueza, el gasto de las fuerzas laborales y el tiempo de trabajo como medida de valor se vuelven insignificantes. Marx llama a esto conocimiento objetivante, y usa la famosa expresión de intelecto general para referirse a cómo mientras más se desarrolla el capitalismo, más insignificantes resultan los estándares de explotación de los trabajadores, pues el valor se crea para que el trabajo se expanda y se apropie de la ganancia extra.

He aquí a Marx en su mayor y menor apogeo. Por un lado, imagina una sociedad capitalista con un estándar de trabajo y explotación que ya no funciona, y en un razonamiento dialéctico, ingenuo y tecnocrático pensó que el capitalismo tendría que colapsar. En la medida en que el trabajo físico se va haciendo más insignificante y marginal para crear la riqueza, la explotación comienza a desaparecer porque se vuelve inoperante. El error de Marx se debió a motivos filosóficos y a la manera en que conceptualizó el trabajo y la insignificancia de la intersubjetividad, entre otras cosas que en sí son otra historia. Lo que no fue capaz de atisbar, debido a su horizonte histórico, es que hoy tenemos como verdadera fuente del valor al intelecto general, llamémosle la sustancia espiritual, la sustancia de la inteligencia colectiva y sabemos que también se privatiza.

Un economista italiano que se parece a Negri brinda una buena fórmula. Propone que el resultado de esta privatización del intelecto general del conocimiento colectivo es la fuente principal de riqueza de la utilidad capitalista, no es la explotación, ni la propiedad de la utilidad, sino la renta y el control de ésta.

Si históricamente el capitalismo se movió de la renta a la utilidad, ahora vamos de vuelta de la utilidad a la renta. Y al menos para mí, con mi primitivo y limitado conocimiento de los Balcanes, esto funciona de otra forma. Permítanme ser muy ingenuo y tomar de ejemplo a Bill Gates ¿Cómo fue que en treinta años se convirtió de don nadie al hombre más rico del mundo? ¿De dónde vienen sus 30 o 60 millones de dólares? No se puede decir que explote a sus empleados, incluso parece que relativamente les paga bien y tampoco pienso en desesperados y tradicionales intentos marxistas como para decir que está succionando las utilidades excedentes de sus trabajadores… ¿De dónde viene su riqueza? De su cuasimonopólica posición con Windows. Él privatiza el intelecto general digital y nosotros le pagamos la renta. Éste es un claro ejemplo de utilidad de renta. Ya no es utilidad, sino renta; y, al mismo tiempo, ocurre igual con los recursos naturales.

Si te aferras a la teoría clásica de Marx sobre la explotación, entonces Hugo Chávez está explotando a los trabajadores americanos porque su fuente principal de ingreso es el petróleo. Irónicamente, Marx en El capital –y en esto es enfático– usa al petróleo como ejemplo para demostrar que los recursos naturales nunca serán una fuente de ingreso y de valor ¿Qué tiene que ver esto con el Estado y el capitalismo autoritario? Mi tesis es que en contraste con las mercancías materiales simples como los recursos naturales y las mercancías que se ven en el mercado, las cuales se tocan y su precio se determina por la competencia en el mercado, la propiedad intelectual no se puede mercadear en esta forma simple porque su naturaleza es comunista y tiende a ser colectiva. Mientras mayor uso se le da a la propiedad material, más se desgasta y ya no hay para los demás: si yo compro un pastel y me como la mitad, a ti te queda menos. Sin embargo, si leo un libro y escribo algo sobre él, todos tenemos más. Es mucho más colectiva por naturaleza.

El precio de la propiedad intelectual tiene que ser ajustado por el Estado, a través de regulaciones legales, y es por eso que todo el trabajo inmaterial presupone un Estado fuerte que lo garantice y refuerce arbitrariamente. El hecho de que se paguen 20 dólares por alguna versión de Windows no tiene lógica de valor. No depende del costo de los materiales y otros gastos, y tampoco es por la competencia. No es que Bill Gates compitió contra otros, sino que se trata de renta y monopolio, a la vez que se basa en el refuerzo de una regulación arbitraria y legal que determina a quién pertenece la propiedad.

La propiedad intelectual siempre es arbitraria, pues ¿cómo se determina la propiedad? porque lo sabemos; si se determinara por el mercado, no habría mayor competencia, sino menor. Si fuera por el mercado, Bill Gates hoy tendría probablemente 100% más. Ésta es la linda paradoja: incluso un Estado fuerte con movimientos de anti-microsoft y anti-monopolios, requería mantener vivo el mercado.

Lo que pienso es que debido a este rol creciente de la renta a expensas de las ganancias, la economía del mercado tendrá que ser sostenida cada vez más por las medidas de un Estado fuerte, las cuales tendrán que demandar cada vez más una forma autoritaria, aún democrática, pero cuyas decisiones claves se tomarán diciendo “Un momento, esto es serio”. Me parece que es posible. Lo que legitima al capitalismo es precisamente el vínculo con una democracia probada experimentalmente. Eso ahora está acabando lentamente. Estamos entrando en una nueva era en la que eso cambiará, debemos estar listos, no sabemos lo que en verdad está pasando.

Las últimas dos cosas… Estamos entrando en una nueva era confusa en la que –y vuelvo a mi libro, Monstruosiy of religión–el rol de la religión está mezclado y a la vez será más polemizado; y en este estado confuso la situación no es transparente, sino opaca…. Hace como quince o veinte años, Habermas escribió un libro con el cual no concuerdo, pero cuyo título es bueno: Noe un ubersiksti tait, The New Opacity. En este caso la tentación es el nuevo populismo, el cual en ese entonces asume usualmente una forma de justificación étnica o religiosa. Aquí, por supuesto, se puede decir, con un poco de espíritu pérfido, lo que Steven Van Reigh dijo y que es un pensamiento muy maligno que adoro: “Sin la religión, simplemente sería la muerte: La gente buena haría cosas buenas y la mala, malas. Pero, se necesita la religión para que la gente buena haga cosas malas”. Eso quiere decir que la religión es necesaria para convencer a la gente de matar, torturar, y hacer cualquier cosa que sea parte de una meta más grande y sagrada. Pero, eso no es todo, no soy ese tipo de antirreligioso ingenuo y creo que –aunque soy un ateo total– entiendo que el uso progresista de la religión puede ser parte de otro tema peligroso. En el viejo marxismo, podríamos apoyarnos en lo que irónicamente refiero como la historia del gran Adolf. Este ingenuo marxismo progresista no es un determinismo, pero sí es pensar que la historia está de nuestro lado y abrirá la posibilidad del comunismo, la cual sólo tendremos que usarla.

Hoy ya no podemos apoyarnos en esto, me parece que necesitamos más arbitrariedad voluntaria; si queremos sobrevivir, simplemente tenemos que hacerlo, pues no hay una tendencia histórica como la del gran Adlof donde descansar. No podemos decir esa vieja metáfora marxista de subirnos al tren de la historia y pensar que aún cuando las cosas se ven mal, existe siempre la luz al final del túnel. Siempre hay luz al final del túnel, pero usualmente se trata de otro tren que viene hacia nosotros.

Pienso que un poco de una dimensión teológico-política no está tan mal porque hoy vivimos en mundo que cada vez es más ético legalmente. Hoy se establecen las cosas en términos éticos y de derechos humanos. Esa es la limitación. No dudo que puedan ayudar nuevas políticas que tengan algunas referencias teológico-políticas… Me llamó un amigo de Latinoamérica, de finales de los años 60. En un memorándum de la CIA me informaron de la situación en Latinoamérica y decía que fuera de Cuba, no hay que preocuparse mucho por el comunismo, sino por la teología de la liberación que es el verdadero peligro…

La teología no significa que tenemos a dios de nuestro lado, pues paradójicamente, emerge justo donde no hay nadie junto. Y esto es la monstruosidad de Cristo. De vuelta a mi libro, miren la portada. Sé lo que puse allí y tuve una larga pelea con mi amigo Jhon Millman quien protestó porque yo quería esa irónica referencia a Magritte diciendo Ce n´est pas un dieu, y él insistió en que debía ser Éste es dios. Entonces pensé “es casi lo mismo, soy un hegeliano”. Se trata de una pintura de Miguel Ángel, un dibujo que hizo para Vittoria Colonna, el cual provocó tal escándalo que el artista intentó destruirlo ¿Por qué? Ésta es la teología política que quiero. Observen la imagen con cuidado –desafortunadamente, algunos conservadores de MIT hicieron que en la red la pintura salga muy pequeña para que no sea vista con claridad–. Miren los pies y, en especial, la mano derecha de Cristo haciendo una señal de “¡Al diablo!”. Eso es lo que dice Cristo al momento de morir, justo en el “Padre ¿por qué me has abandonado?”. La cara es falsa, de sumisión, pero la mano es verdadera “¡Al diablo, padre!”. Es el Cristo rebelde. Es lo que necesitamos.

Muchas gracias.

Transcripción y versión al español: Ximena Boburg