Gabriel Zaid

El origen de la presión

 













En los manantiales del tiempo

no hay prisa ni presión. El espacio

crece despacio como un álamo

con rumores de tiempo en el espejo.


En el espacio está la eternidad

que se queda mirada.

Cuando, por fin, dichosa, parpadea,

el tiempo nace como interrupción.


El tiempo, la costilla de Narciso,

es una astilla de la Eternidad,

espejo roto de Eco en Eco.


El tiempo irrumpe cuando ya no hay tiempo.

Te amo, eternidad fugitiva.

Dichosa interrupción: detente.



*Gabriel Zaid, "El origen de la presión ", Revista diagonales, número 3, México, 1987, p. 40.