BRENDA RÍOS
CUANDO CUMPLA 33
|
||||
BRENDA RÍOS
|
|
|||
ORACIÓN POR LOS BUENOS a Ceci y a Héctor, por tantas cosas... Dichosos aquellos que se tienen a sí mismos dichosos porque están llenos de sí, corazón de madre nueva, como frutos maduros: hay una pulpa suave que cede al tacto; son engañosamente débiles y hay ilusos que se burlan de su bondad, pero al final son ellos los que resisten las jornadas, las catástrofes, los noticieros del televisor, el tráfico denso, los cambios de clima, ellos son los fuertes porque hay fe en los elementos de agua, de fuego, de aire viciado, una fe que conmueve porque ya pasó de moda: dicen sin más palabras compasivas, y detrás de las ventanas los ojos miran amorosos la niña que juega, el hombre cansado, la fatiga del pobre. Dichosos aquellos que cantan sin tristeza, porque entonces pueden evocar nostalgias verdaderas, sin hacer caso de simulacros depresivos, diagnosticados, psiquiátricos. Sonríen sin dobles intenciones, aman así, a lo gratuito, el azar de una palabra que regresa, diminuta, a devolverles la gracia de la amistad infinita.
EL AMOR QUE NO SIRVE Guardé el amor que tenía en una bolsa para golpearlo contra la pared, y deshacerlo en una rabia callada, casi humilde; romperlo como bloque de vidrio, insecto que se aplasta. Caminar con su materia desmoronada en la suela del zapato, para no verlo más; lo arrojo al río como un cadáver, lo tiro como se tiran los desechos o los presagios. En una bolsa negra que nadie viera el bulto sanguinario imperdonable, que nadie viera este amor que no sirve que se alimenta de sí mismo que se reproduce como bacteria; el amor presa de sí cae al agua ruido compacto desde el puente homicida y los amantes en la orilla oscura en la rivera sienten un viento que refresca la urgente necesidad del abrazo.
PARA NO SER DE TI Para no ser de ti para no rendirme oculto la sombra de mi corazón en llamas bajo el árbol en el patio donde nadie sospeche el perro descubre en la tierra removida que alguien oculta un pájaro cegado
DEMOLICIONES Me construyo, uno a uno, piso sobre piso, me construyo alta. miles de obreros traen en sus manos ladrillos como si fueran libros, el edificio será rojo y monumental, pero no lograré terminarlo, porque ha llegado la orden de la demolición, tengo que desalojarme sin prórroga; la máquina está esperando –como perro entrenado, paciente y babeante: alerta– para hacer su labor también dedicada, las instrucciones fueron dadas, yo me salgo de mí para ver cómo destruyen las paredes, y hacen trizas puertas y ventanas, los vecinos salieron de sus casas para ver el espectáculo de miseria ajena, los obreros observan sentados, sobre ladrillos desempleados, con un dejo de indiferencia que bien podría confundirse con pena o solidaridad, cómo se viene todo abajo. Hay una polvareda en el lugar que era morada.
CUANDO CUMPLA 33 quiero perderme en algún lado, entre árboles o edificios pero perderme igual, quiero desayunar en un hotel lujoso con el carrito de room service croissants con café y jugo fresco a precios inauditos, quiero quedarme en cama a mirar televisión y no contestar el teléfono a mi madre, a mi hermano, a mis amigos, ya no tengo explicaciones: soy esto que soy, no hay más, sin ningún esfuerzo y además de todo, el placer dulzón como centro de galleta, en saber que no salvé a nadie porque no me dio la gana.
SI ME TOCAN Hoy rompí una manzana y me la unté en todo el cuerpo, me adentré en el río para lavarme de mí y de la manzana, cuando salí era otra: hay bautismos de oscuras languideces que no nos hacen mejores pero nos dan el benéfico engaño.
FAVOR DE NO TOCAR Para no lastimar al que se entrega incluso voluntario, de manera fácil, favor de no tocar. No poner el aliento en la mejilla porque pondría la otra de inmediato, no poner los labios sobre los labios porque comienza a hacer castillos de alientos enlazados; dientes y lenguas en golpes de rabia antigua. Para no maltratar al corazón favor de no tocar, dejarlo hecho nudo si es preciso, una raíz enredada en el pavimento, alimentada de aire y concreto, y no tocarlo. Hay amantes que no saben lo que quieren y comienzan por el final. Para no minar al otro, favor de no tocar no acercarse a la peligrosa distancia del roce, hay amantes en fatiga como si amar fuera un día difícil en la oficina, un retraso en el tráfico, una depresión adolescente. No quitar la envoltura de la ropa, no poner la nariz en el cuello, no acercarse por ninguna razón, aun la necesaria, a quemarnos de lleno las manos. POR TI Esto en verdad no es mío, es de un alter ego medio extraño que sale de repente y ¿quién soy para andar reprimiendo ilusiones? sorry, no alcanza pal sicoanalista, eso, lo leí en un lugar, es pa los ricos así como la compra de antigüedades... Quiero ser para ti diez veces más inteligente de lo que soy, tener el pelo largo y muy oscuro, mira, que llegue a la cintura, ¿te gustaría? tener diez kilos menos, y usar maquillaje para ti, quiero ser tu lolita en zapatos incómodos y ropa ajustada, bailar en tu regazo como si el pudor quedara lejos de esta ventana, leer tus textos en voz alta y destrozarlos para que me ames, para que no me dejes nunca, para que me dediques tus textos rendido. Soy capaz de ir a la universidad, por ti, hablar de poesía y de estructuras nostálgicas de formas perdidas, de clasicismos inexistentes, por ti, ver cine ruso, ir a museos ver a tus amigos, sonreír, aprendo a halagar: puedo ser tu intelectual perversa jugando a ser ingenua, una barbie de anteojos, camino a la ebriedad que no salva ¿te gustaría eso? golpearte en la cara durante el sexo, una vez, dos veces, tres... arañarte, morderte... puedo ser violenta por ti, una barbie sicótica, o dulce como cuento de hadas que termina en miel de Disney, puedo ser Pocahontas y tú el hombre blanco de Discovery Channel. Por ti dejaré de ver televisión para que sólo tú me atrofies el cerebro, para que sólo tú seas mi opio, y yo tu pueblo amagado en la cama con cadenas y los ojos vendados ¿te gustaría eso? dime, que mis manos tiemblan en este juego, y yo dejo de ser yo para ser tu personaje de esa novela que no terminas, ese poema que no termina de gustarte, esa palabra que te queda a medias cuando pronuncias algo brillante en la reunión que yo aplaudiré, yo, la pequeña barbie intelectual inorgánica, artificial, humillada pero bella por ti. Y todo valdrá la pena cuando vea mi nombre en la dedicatoria de tus libros, cuando hables de la compleja naturaleza humana y sepa que hablas de mí. Brenda Ríos, “Cuando cumpla 33”, Fractal nº 49, abril-junio, 2008, año XIII, volumen XIII, pp. 67-76. |