Guido L. Tamayo
Ars poética
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Li Ching empuñó con destreza la última espada y con rápido gesto atravesó el cajón de negra y hermosa caoba. Después vino el aplauso cerrado, la celebración del prodigio, la genuflexión agradecida del mago y su saludable consorte. Caído el telón y ya desierta la sala, del antiguo cajón de fina madera empezó a brotar un surco de sangre que fue a manchar la pulcra superficie del escenario. Guido L. Tamayo, “Ars poética”, Fractal nº 45/46,abril-septiembre, 2007, año XII, volumen XII, pp. 27.
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