Germán Espinoza

Der doppelgänger

 



 

Siendo muy joven, halló en una callejuela de Ciudad Bolívar una fotografía desvaída, amarillenta de vejez y vuelta minuciosos pedazos. Por los fragmentos, era fácil deducir que reproducía el rostro de un hombre. Experimentó entonces un inapelable deseo de conocer aquel rostro y dedicó largas horas a reconstruir el retrato, tal como se arma un rompecabezas. La labor, aunque hubiera debido serlo, no resultó fácil. Finalmente, tuvo el rostro ante sí. Era el de un hombre triste, muy viejo, con una inhábil cara de perro sarnoso, que nada le decía. Varias veces intentó hablarle, sin obtener respuesta. Lo archivó, pues, unidos con cinta pegante sus trocitos, en cualquier mueble. Transcurridos muchos años, al mirarse en el espejo, comprendió que la fotografía reconstruida había sido una prematura reproducción de su rostro anciano. Pero para esa época, aunque hurgó paciente o desesperadamente en el mueble, no fue posible reencontrarla.

 

Germán Espinosa, “Der doppelgänger”, Fractal nº 45/46, abril-septiembre, 2007, año XI, volumen XII, pp. 26.