Enrique Semo

El insoportable peso de Chiapas

 

 

Han transcurrido más de cincuenta meses desde el estallido de la rebelión en Chiapas. Durante ese tiempo, el EZLN ha sido un actor destacado en el drama político de México, jugando frecuentemente el papel estelar. Forma ya parte de nuestra historia contemporánea y, quiérase o no, todas las sendas de la democratización y la modernización económica pasan por sus selváticos territorios. El EZLN es, hoy por hoy, el corazón de la izquierda radical.

Para las clases dominantes ha adquirido un peso insoportable, no por la amenaza que representa su fuerza armada, sino por su impacto en el imaginario mundial y nacional. Su cuestionamiento del modelo de desarrollo adoptado y la condición del indígena mexicano se ha vuelto tan atractiva para algunos sectores, como su reivindicación de una democratización radical, con énfasis en la sociedad civil y la dimensión moral de la política. Pero quizá lo más amenazante ha sido el resurgimiento de una izquierda radical que se niega a morir sepultada por los escombros del pasado o a renunciar a su memoria. Se ha constituido así en la manifestación molesta de un enemigo que puede ser derrotado mil veces en el terreno, pero jamás destruido en la mente de sus simpatizantes.

En el momento en que escribimos estas líneas, el gobierno parece haber decidido, una vez más, poner de rodillas o aniquilar el EZLN en una ofensiva que moviliza a todas sus fuerzas y aliados. Sus recientes iniciativas amenazan de muerte tanto el marco jurídico como los instrumentos que hicieron posibles las negociaciones que se llevaron a cabo bajo el amparo de la "Ley para el diálogo, la conciliación y la paz digna en Chiapas" desde el 11 de marzode 1995.Si el gobierno persiste en su rumbo actual, lo más probable es que a fines del presente año la Cocopa y la Conai habrán desaparecido, el EZLN se habrá remontado a la jungla y la guerra civil se habrá adueñado de gran parte del estado sureño.

La reforma constitucional en materia de derechos indígenas presentada al Congreso por el poder Ejecutivo contradice en varios puntos los acuerdos de San Andrés Larráinzar y se aparta del texto que la Cocopa elaboró para recoger esos acuerdos Si la "reforma" oficial es aprobada en el Congreso, el mensaje al EZLN será clarísimo: "Yo, gobierno, no voy a cumplir los acuerdos alcanzados en la Mesa de Negociación I. Pese a ello, tú, EZLN, debes concurrir para iniciar la ronda en la Mesa II".

Todos sabemos que la diferencia entre negociación y rendición incondicional es que exista una garantía mínima de que las partes cumplirán con lo acordado. En una negociación entre fuerzas políticas que plasman por escrito sus acuerdos, hay garantes que no pueden ser ignorados. Ellos son el sistema legal, la opinión pública y el peligro de volver a la confrontación superada por el acuerdo. El gobierno de Zedillo está ignorando a esas fuentes de garantía: quiere legislar algo diferente a lo acordado, engaña a la opinión pública diciéndole que su "reforma" recoge todo lo pactado en San Andrés y con la ayuda del ejército y los grupos paramilitares presiona al EZLN para que acepte la nulificación de facto de los acuerdos anteriores.

Aquí es evidente que de lo que se trata es de arrastrar al EZLN de Mesa en Mesa, de incumplimiento en incumplimiento, reduciendo su capacidad de negociación y desgastando a los garantes del cumplimiento del acuerdo. Cuando se llegue (si es que se llega) a la Mesa V (Amnistía), las garantías habrán desaparecido y sólo quedarán la rendición incondicional o finalmente el aniquilamiento.

La nueva estrategia aleja la posibilidad de una salida negociada al conflicto y acerca la de la guerra civil y un deterioro creciente de la gobernabilidad, no sólo en Chiapas, sino en otras partes del sureste. La única manera de regresar al diálogo es que el gobierno acepte la necesidad de vincular el proceso legislativo sobre derechos indígenas con las negociaciones para la paz con el EZLN. Y eso a su vez depende de la movilización de todas las fuerzas que están auténticamente por una paz negociada en Chiapas.

Esta es la tercera vez que el gobierno intenta poner de rodillas o aniquilar al EZLN por medio de una ofensiva generalizada. Las dos anteriores, los zapatistas lograron movilizar fuerzas nacionales e internacionales suficientes para derrotarla. Esas victorias defensivas se han transformado en uno de sus mayores atractivos. Prueban que incluso en condiciones extremas, hoy como ayer, una izquierda que rebasa los límites impuestos por el régimen actual a la democratización y plantea la cuestión social con fuerza, puede sobrevivir e incluso crecer. El EZLN se inscribe ya en la historia de México como el grupo guerrillero de mayor longevidad, la fuerza radical de mayor influencia nacional e internacional y la rebelión indígena más estructurada y conocida del siglo XX.

Sea cual fuere el futuro de la rebelión chiapaneca, ha contribuido ya decisivamente a la necesaria reinvención de la izquierda mexicana. Y eso no sólo con sus victorias, sino también con sus derrotas. Y lo ha hecho apuntando sus armas con la fuerza aunada de la acción y el pensamiento hacia tres cuestiones que están en el meollo del quehacer de la izquierda: 1) ¿Cómo lograr que el proceso de democratización que conoce México no se limite a la reforma del Estado, sino que penetre profundamente en la sociedad civil y en la relación de ésta con el Estado? 2) ¿cómo modernizar la economía sin dejar en el camino a la mitad de la nación sumida en la miseria y el atraso?; y 3) ¿debe la izquierda renovarse rompiendo radicalmente con el pasado o buscando una síntesis de éste con la innovación impuesta por los grandes cambios de fin de siglo?

Democracia y sociedad

Frente a la visión limitada de la democratización como una reforma del Estado, reforma de la Constitución o pluralismo partidista, el EZLN propone una democracia que se construye desde abajo, que se desarrolla organizando a la sociedad civil y que se afirma cuestionando globalmente la relación existente entre gobernantes y gobernados. Organizativamente hablando, frente a la propuesta del partido político, inserto en el Estado, propone el movimiento social enraizado profundamente en la oposición.

De ahí el concepto de "mandar obedeciendo", que sintetiza su visión de la relación entre dirigentes y dirigidos; su oposición a luchar por el poder, que revela su vocación de oposición histórica que se propone cambiar a la sociedad desde su mismo seno; su reticencia a colaborar con los partidos políticos de cualquier signo, que reafirma la decisión de seguir siendo un movimiento social; y su principio de "todo para todos, nada para nosotros", que sintetiza el principio moral humanista en el cual funda su concepción política.

La propuesta ha tenido un gran impacto en la imaginación de grandes sectores y éxito político en las comunidades indígenas ligadas al EZLN y algunos centros aislados. Pero tres intentos de construir un movimiento nacional pacífico basado en esos principios han fracasado. Fuera de Chiapas, el EZLN sigue siendo un poderoso líder de opinión sin presencia política propia. Por ahora no ha logrado formar, ni en el campo ni en la ciudad, un interlocutor que, no siendo guerrilla, responda a sus principios y su dirección. Así, el intento de exportar su experiencia chiapaneca no ha tenido éxito. Todo indica que en las condiciones actuales del país una coordinadora de ONG y de movimientos sociales bajo la dirección de los zapatistas es imposible o sería una organización extraordinariamente sectaria y reducida.

Pero si bien el EZLN no logra resolver aun el problema de su transformación en una organización democrática no armada e inscrita en la legalidad, nadie puede negar sus contribuciones directas al proceso democratizador del país.

Veamos sólo un ejemplo de los primeros meses de su historia. El sexenio salinista fue de reformas económicas aceleradas y de retroceso democrático. No sólo fueron ilegítimas las elecciones de 1988, sino que pese a sus declaraciones de que la era del partido de Estado había concluido, no fue sino hasta finales de 1993 cuando introdujo una tímida reforma electoral. Durante esos seis años, la transición a la democracia se detuvo.

La irrupción del EZLN en la escena fue un grito contra el recrudecimiento del autoritarismo y el ilusionismo económico y su efecto inmediato y vitalizador. Pocos días después, unos cien mil participantes de la "marcha de la paz en Chiapas" abarrotan el zócalo. El 27 del mismo mes y a iniciativa del gobierno, se firma un primer acuerdo entre los partidos para discutir una reforma electoral. Dos meses más tarde, Salinas abandona su política de hostigamiento contra el PRD y se aprueba un documento que influyó positivamente en las elecciones de 1994.

En los meses que siguieron, se consolida un pacto tácito entre el EZLN y lo que más tarde se ha dado en llamar la sociedad civil. La exigencia de paz confluye con la de democracia. El EZLN usa las ONG como escudo contra la agresión armada y éstas lo aprovechan como ariete contra la cerrazón autoritaria. Desde entonces, la confluencia se ha repetido varias veces. Pero esa alianza con las ONG que otorgan una solidaridad entusiasta, negándose sin embargo a tomar la vía de la lucha armada, trastorna el proyecto zapatista que en su origen era el del cambio por esa vía. El democratizador a pesar de sí mismo se transforma en democratizador consciente. El EZLN impulsa el proceso democratizador y es a su vez transformado por éste.

Otro de los problemas que plantea la experiencia chiapaneca es el de la relación entre democracia y violencia o, en otros términos, la legitimidad y la viabilidad de la lucha armada en la actual transición a la democracia. Hay quien considera que entre violencia armada y democracia existe una contradicción insoluble. La historia no les da la razón. En el origen de la democracia hubo momentos de violencia necesaria. La democracia norteamericana sólo pudo consolidarse con la ayuda de una larga guerra de liberación contra el absolutismo inglés, y la francesa le debe mucho a la toma de la Bastilla por el pueblo de París y a la guerra contra la intervención extranjera. La de Centroamérica hubiera sido imposible sin marxistas-leninistas que desgastaran la soberbia de las oligarquías locales. Luego, la democracia ha debido ser defendida con las armas en la mano, como en la guerra civil española o en la resistencia contra la ocupación fascista en Europa Occidental.

Es verdad que a finales del siglo XX se produjeron varias transiciones de regímenes autoritarios a la democracia sin derrame de sangre. Pero también es cierto que México no pertenece a ellas. Es ocioso discutir sobre la fecha de inicio de la transición en nuestro país. Pero ya sea 1968, 1979 o 1996, la lucha armada ha estado presente en una parte del país. Y todo indica que entraremos al siglo XX con varios grupos guerrilleros actuando en por lo menos cuatro estados.

Lo notable en México es la persistencia de la lucha armada. Pese a que entre 1964 y 1994, todos los brotes fueron derrotados militarmente, la guerrilla como fenómeno social se mantiene y si bien su presencia ha sido siempre local, su influencia en la política nacional ha sido importante en varias ocasiones.

Clara y repetidamente la mayoría de los mexicanos se han manifestado por una transición pacífica, por la ampliación de la democracia por medios no violentos. Pero también hay sectores que no pueden soportar el deterioro social y la persistencia de viejas formas de opresión y optan por la rebelión armada. El dilema que nos persigue a todos es el mandato mayoritario de abrir cauces a la democracia por la vía pacífica y el grito angustioso de los más humillados y ofendidos por el cambio, aquí y hoy. Y el dilema sólo puede ser superado con un cambio radical en la política económica y social. Y aquí llegamos al segundo tema porque, en México, democratización y globalización neoliberal se interpretan de tal manera que intentar separarlos es la más ingenua y la más fútil de las ilusiones.

También en este terreno el EZLN introduce una innovación. Apenas apagado el fragor de la batalla, el zapatismo intuye que la lucha armada y la toma del poder no son el único camino a la transformación social. Marcos se deslinda de las guerrillas pasadas que decían: "Hay que deshacerse de esta clase de gobierno y poner en su lugar a otra clase". Afirma por lo contrario que el sistema político no puede ser resultado de la guerra y que ésta sólo debe de servir para abrir espacios democráticos. "No fuimos a la guerra el 1 de enero para matar o para que nos mataran, fuimos para que nos oyeran", dirá ya desde esos días. Más tarde, en el momento en que aceptan negociar, los rebeldes entran en el camino de su transformación en fuerza política y su desaparición como organización armada.

El EZLN se ha liberado totalmente de su arcaísmo inicial: la lucha armada y la toma del poder como vía prioritaria, pero no parece estar dispuesto a renunciar a otro de sus arcaísmos, heredado de la izquierda antipartidista de los años setenta, de ver en los partidos políticos sólo estructuras burocráticas, corrupción potencial y adaptación inevitable al establishment. Y en eso reside quizá la dificultad mayor de su transformación en fuerza política. Por lo pronto, la decisión de llamar a la abstención para las elecciones del 6 de julio aseguró la victoria de los candidatos priístas en Chiapas, acrecentando su aislamiento.

El rompecabezas económico

Las ideas del EZLN sobre la realidad económica que vive el mundo en la actualidad están resumidas en el polémico escrito del subcomandante Marcos, "Siete piezas sueltas del rompecabezas mundial".

Para Marcos estamos viviendo la cuarta guerra mundial bajo la forma de la globalización presidida por el neoliberalismo. El protagonista principal de esta guerra es el capital financiero. Desvinculado de los Estados que le dieron nacimiento, trata de imponer su ley a todos. En lugar de los Estados-nación gobiernan los centros financieros que asumen los poderes que correspondían antes a los Estados, reestructurándolos y reduciendo sus funciones. La fuerza del capital financiero hace explotar a las naciones, anula la base de su soberanía y margina a quienes no se someten a sus leyes. De ese proceso no escapan ni los pueblos indígenas que poseen en sus territorios una gran parte de los recursos naturales, ni los países desarrollados que ven renacer el espectro de la polarización entre riqueza y pobreza.

Es un sistema que impone la hegemonía de la economía, los políticos se transforman en administradores y el american way of life se impone, destruyendo las culturas que se le oponen.

Del inmenso rompecabezas surgido de este proceso extraordinariamente cruel y violento, sólo aparecen como legibles siete segmentos: 1) la concentración de la riqueza en un polo que se reduce constantemente y la extensión de la pobreza en el otro polo que crece constantemente; 2) la explotación cada vez más intensa de una base cada vez más vasta de trabajadores desvalorizados que incluye a millones de niños; 3) la aparición de una inmensa masa de migrantes desprovistos de medios, trabajo y tierra, que vagan desde la periferia hacia el centro, donde son recibidos con leyes antimigratorias; 4) la transformación de las economías ilegales, como la de la droga, en sostén del sistema, utilizando las grandes instituciones de crédito, incluso el FMI; 5) las instituciones de crédito, usando los medios de represión de los Estados desarrollados, se unen para someter a quienes se rebelan contra ellas; 6) la fragmentación de las naciones y las etnias sometidas a esa presión que se confrontan y la lucha entre los gigantes económicos a la vez que la tolerancia a los gobiernos de signo político diferente mientras no cuestionen el sistema económico; y 7) el surgimiento, frente a la prepotencia del capital, de bolsas de resistencia muy heterogéneas. Sus protagonistas son los desheredados y los desechables, de ahí que Chiapas se haya convertido en un símbolo.

El documento, bien informado y argumentado, es acaso el primer intento en México de una interpretación y un programa de lucha contra el neoliberalismo. Es una denuncia certera de un mundo cada vez más injusto, violento e irracional. Capta los peligros sociales, morales y políticos que encierra la globalización neoliberal y la gravedad de los conflictos que provoca. Pero algunas de sus tesis deben ser tomadas como planteamientos a debate más que como afirmaciones definitivas.

La transformación económica que se ha iniciado tiene por lo menos dos caras que exigen ser analizadas. Una es la descrita por Marcos. La otra es la revolución técnico-científica, la globalización de la producción y la movilidad del capital que provocan crecimientos sin precedentes en la productividad, posibilidades de difusión de alta tecnología y desarrollo de las zonas más atrasadas. Nadie puede ignorar la acción de esas fuerzas y los aspectos positivos que encierran. El reto es domarlas y ponerlas al servicio de la humanidad, no aislarse o marginarse de ellas. La izquierda, que fuera durante un siglo una fuerza de cambio, no puede limitarse a oponerse a los efectos negativos de este proceso en el marco del capitalismo.

La esperanza, según Marcos, está en las bolsas de resistencia "que forman los excluidos, los sobrantes, los desechables". Los sujetos en esa lucha, mujeres, niños, viejos, jóvenes, indígenas, ecologistas, homosexuales, seropositivos, trabajadores. Los trabajadores vienen al final, quizás para contrarrestar la vieja tendencia de ponerlos siempre a la cabeza, aun cuando no se lo merecieran. Pero, ¿no es pasar al extremo opuesto pensar que sin la participación activa de la nueva clase obrera que está naciendo de la globalización y de los gigantes movimientos migratorios es posible cambiar la relación de fuerzas?

Tradición e innovación en el EZLN

La rebelión en Chiapas tiene sin duda raíces profundas en el pasado. En ella confluyen una fuerza centenaria, la rebelión indígena y campesina, y dos fuerzas de izquierda que se originan en los años sesenta y setenta, la nueva izquierda marxista y guerrillera y la teología de la liberación. ¿Pero acaso no puede decirse lo mismo acerca de la mayor parte de la izquierda actual? El PRD es el fruto del encuentro de la izquierda independiente y el nacionalismo revolucionario que hasta hace poco seguía preso en el PRI. Ni siquiera el ascenso del feminismo, el ecologismo y las ONG de los años noventa es un fenómeno sin importantes antecedentes. Entonces, si los actores siguen básicamente siendo los mismos, tienen una tarea común: la puesta al día de sus proyectos. Pero si el origen es tradicional, lo impactante en el zapatismo es su capacidad de cambio, su respuesta creativa a los retos de nuestro tiempo: la inventiva en materia de formas de lucha, creación de nuevas ideas, fuerza y uso de los medios de difusión masiva.

Los indígenas que toman parte en la rebelión han ido marcando su distancia respecto a las antiguas comunidades y buscan lugar en el México moderno que no represente el aniquilamiento de su identidad. Anclados en un punto de partida tradicional, Marcos y sus compañeros lograron deshacerse de sus dogmas doctrinarios, primero para fundirse con sus anfitriones campesinos y más tarde para dirigirse eficazmente a la juventud urbana de México y el mundo que los adoptó y los cobijó sin seguirlos en su aventura armada. Los activistas indígenas de la década anterior aprendieron de la fusión con las comunidades de la zona de colonización, y el movimiento ligado a la teología de la liberación toma aquí, también, perspectivas inéditas gracias a su orientación indigenista.

El signo de la experiencia zapatista es el ideal replanteado y el arcaísmo superado. Y en esa clave explicativa del movimiento, encontramos también la principal lección para la izquierda contemporánea. Su estudio se vuelve extraordinariamente fructífero en el momento en que el énfasis se pone no en el origen sino en la metamorfosis. El mismo Marcos lo ha puesto en forma muy clara: "Cuando el EZLN se enfrenta a algo nuevo y reconoce que no tiene solución para ese problema, que tiene que esperar y aprender, deja de ser maestro... nace a partir del momento en que acepta enfrentarse a una realidad nueva para la que no tiene respuesta y a la que se subordina para poder sobrevivir en ella."

Al llegar a la montaña, cambia para sobrevivir; al encontrar a las comunidades, se transforma para poder unírseles; al irrumpir en la escena nacional, se adapta a un país muy diferente al que existía en su imaginación y después de las elecciones del 6 de julio tendrá, una vez más, que repensar sus ideas sobre sus posibilidades y el sentido de la lucha electoral.

Y sin embargo, en muchos casos se trata de mutaciones, más que de abandonos. El EZLN no quiere construir un partido, pero forma un "brazo civil", el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FLN). Los lemas de "democracia comunitaria" y "mandar obedeciendo" recuerdan la democracia directa de los Consejos. Su idea de reformar el sistema político desde abajo tiene ecos de revolución cultural. La autonomía política que reivindican nos refiere inevitablemente a los debates marxistas sobre la cuestión nacional y la lucha anticolonial en sus diferentes épocas.

Lo mismo encontramos en sus símbolos a Zapata, Villa, el Che, que a Votán, la bandera mexicana y la estrella indígena. Y en materia de ideología, tampoco hay una renuncia a los "ismos" del pasado. El cardenismo es como el zapatismo, una forma de resistencia popular y por eso acabará fundiéndose con él, y Marcos considera bueno que no se le identifique como marxista, pero no renuncia a sus enseñanzas.

Quizá la mejor manera de describir el proceso de construcción ideológica, de recuperación crítica, sea citar al mismo Marcos: "Digamos que el zapatismo llama a una puerta del lenguaje político; la encuentra abierta y se introduce por allí[...] no nace con esa idea, sino que, ante la falta de una ideología estructurada, comprende la necesidad de improvisar y construir su esquema político.

Lacandones | Gertrude Blom

Entonces, ese cóctel molotov, que se gesta antes de 1994, diluye el discurso esquemático dentro del zapatismo, aunque eso no les parezca bien a algunos miembros del EZLN, sobre todo al principio[...] Y lo inventan con los aportes culturales indígenas y con los de la cultura urbana, y ese lenguaje nuevo se retroalimenta en la medida en que tiene éxito. El zapatista es un lenguaje que se sabe escuchado, [...][y] eso le da más libertad, más posibilidad de construir su discurso."

Pero este enfoque de construir el lenguaje sobre la marcha tiene su precio: la ambigüedad o, como lo ha dicho el mismo Marcos, la indefinición. Se antoja a veces que el discurso del EZLN refleja con fidelidad la situación de sus autores que se mueven entre la condición armada y el ingreso a la política, entre la utopía desbocada y la eficacia política. Tiene también la marca de la transitoriedad, que abre el camino a un retroceso a la formulación más precisa de lo nuevo. Lo significativo en la experiencia ideológica del EZLN es el proceso de deconstrucción y reconstrucción del pensamiento de la izquierda antes de 1988, la confrontación de viejos paradigmas con nuevas realidades, la construcción de un nuevo lenguaje, profundamente enraizado en la nueva literatura latinoamericana.

El EZLN está jugando para la izquierda radical el mismo papel que ha jugado el PRD para lo que Arturo Anguiano ha llamado la vertiente moderada, laboratorio de ideas, de nuevas formas de lucha, de nuevos sujetos. Ha contribuido a reanimar la búsqueda y a reencender la llama de la esperanza en la posibilidad de crear un mundo en el cual –para usar sus propias palabras– quepan todos los mundos.

Su voz llama a la construcción paciente de una hegemonía, rechazando la ilusión de la omnipotencia de las victorias electorales. Reitera su confianza en el papel transformador de la resistencia y la oposición, frente a la idea de que los cambios sólo pueden orquestarse desde el poder.

Más que como portador de una verdad única, el EZLN se define como participante diverso que apenas está logrando plantear con claridad las grandes preguntas de nuestro tiempo. Y en esto aparecen en México como los pioneros de una fuerza que está por construirse.

esemo@proceso.com.mx

Enrique Semo, " El insoportable peso de Chiapas", Fractal n° 8, enero-marzo, 1998, año 2, volumen III, pp. 105-118.