FRANCISCO SEGOVIA

Gorgonas

 

A Roberto Vallarino

La noche se cerraba sobre la negra tierra

dejando en su caída eeeterna

la eterna mueca pétrea de la luna

----—Madre Tlaltéotl Nana Ixnextli

----tu cabeza rueda por el cielo ceniza y tizne— …

Eso veíamos... Eso hemos visto...: Cabezas

que no se hallan el cuerpo ni siquiera

después de recorrer toda la noche

el seco pedregal de las grageas

o hacer que corra a gusto en la garganta generosa

el torrente en llamas del alcohol.

¡Ea, ea!

 

Un mundo de lloronas aaalmas chocarrerassssorprendidas

en su propio grito aaahogadas mmmadres nuestras

de todos los días (tres veces por semana)

puntuales yyy a la hora yyy cuando

tocaba ir y tocarles a los locos nuestra música en el patio

y mirar alrededor —en los dedos que serpeaban

en los huecos de la celosía—

los ondulantes pelos de Gorgona...

 

—Bla-bla-blá bla-blá bla-blá-bla —hablaba

la cabeza parlante. —Bla-blá —las sombras susurrantes

de ese infierno de Nemrods que balbucean

(“Raphel ... zabí aalmos”) Bla-blá bla-blá Y nosotros

tan pagados de nosotros nnnosotros mismos

en nuestra propia refriega soberanosss en las horas sin visita

mirando allá con desapego

-----------------------------—¡Ah, la luna!

en el vasto paño silencioso

mientras gritábamos puerilmente

¡La bola blanca en la buchaca!...

 

Noche de “la sangrienta luna”

como cabeza de Gorgona eeechada a los talegos

de esos jóvenes Perseos de familia yyy su furor

furioso —como todo furor

sagrado—... y a ojos vistas derrotado

cada día

 

mientras tu madre te lloraba eeentonces ya “onagro de la tierra”

cada día diariamenteyy y se lloraba jalándose la orilla de la bata

sobre las piernas extendidas en la camilla blanca:

---------—¡No me miren! —las lágrimas

---------heladas como el éter y la orina

---------sin olor entre las sábanas

---------después de una sesión de electroshocks ...

¡Ea, ea!

 

Ésa era nuestra tierra el reino

que tendríamos que arrasar para heredarlo

a puntapiés como se hereda

en las buenas familias todo

lo que buenamente queda a fin de cuentas de ellas:

un rosario —lo más común— sobre la mesa

y a la hora de la cena una quijada

de burro oomonda y lironda...

 

Eso es lo que hemos visto... ccCasas

como “criaderos de alacranes”hh hospicios

leprosarios de hirsutas entrañas impregnadas

de ese olor a podre y medicinas

como el monstruo Huwawa y el Dr. San Rafael...

 

--------Entre las quijadas de los camastros blancos

--------a mitad de su mordida: la voz de una mujer

--------(un punto negro su cabeza a rape allá en el fondo)

--------piedra en las lentejas cálculo

--------que desgarra la uretra del pasillo:

--------grita obscenidades tropezadamente

--------a trompicones “a todas luces tartamuda”

--------como quien masca arena

--------y con una mano grande agranda y hurga

--------la hendidura entre sus piernas:

 

--------—¿Estás oyendo? —ta-ta-tá ta-tá ta-tá-ta...:

--------ese ritmo —: ¿Estás oyendo?

-------—dice hasta mí sonámbulo mi madre —: ¿Oyes?

-------—pregunta su murmullo

-------por no romper el hechizo brutal

-------de aquella retahíla de octosílabos —...:

-------Cuando ya no hay a qué aferrarse

-------uno se agarra de las formas...

¡Ea!

 

Echar someramente unas raicillas aquí

en esta tierra malamada Gasta Floresta

de inteligencias desbocadas y sin embargo quietas

en su perenne distracción clavadas

concentradas en contar —un dos

tres cuatro

cinco...— la serie interminable

por no alcanzar jamás el silencio final donde aparece

la escena íntima la escena intolerable donde Cristo

recibe en su cruz —a la hora del té o del café

“y a todas horas siempre”— a su madre

obscena en el dolor o sus despojos...

Para no mirar otra vez el cuadro en que la santa

se cuelga humanamente atada a sus calzones

de la regadera...

¡Eea, Eea!

 

Tierra baldía Pedregal violáceo

Bosque de piedra desolado

donde cada quien lucha con su Huwawa

(y su cabeza hecha de tripas)

con “el mar toda la noche”

o su ballena blanca o lame

las plumas de su ángel la lisa gabardina negra

de su “demonio hermano mío mi semejante”...:

 

----------—Piensa en él Nathanael “que una vez

--------- fue guapo y alto como tú”...

 

Gasta Floresta tierra de gorgonas

que escupen su rencor desde la orzuela

de sus pelos bífidos desde su voz de Scardanelli vuelto

una Furia al escuchar su antiguo nombre...

 

Gasta Floresta “Sempiteromia Samarkanda”

donde siempre se ha perdido un Grial

y los hermanos se matan entre sí sin conocerse :

 

---------—“De un mismo agujero hemos salido

---------y a un mismo agujero iremos a parar”

 

Gasta cabeza de Jano de los gemelos

que no pueden verse las caras cara a cara...

 

Malalmada floresta tierra llana

que heredamos juntos arrasándola

y que ahora tomas tú en un puño

para echarte entre los dientes un puñado

y mascar y mascar mientras suenan serenas

las campanas a lo lejos: Talááán...

(y sólo después siglos después)...

Talááán...

 

----------—“Doblan por mí y sin embargo

--------- todavía no estoy muerto”...

 

Y sin embargo...

 

La cabeza allá en el cielo: Bla-bla-blá...

“Cántame Pietro una nueva canción”...

 

Noche cerrada como un sayal de yute

y su largo Talááán...

Talááán...

 

Doblan por mí que he visto esto

y por ti que lo verás un día...

¡Ea, ea!

 

 

Francisco Segovia

Francisco Segovia, "Gorgonas", Fractal nº 31, octubre-diciembre, 2003, año VIII, volumen VIII, pp. 11-16.